Cosas que no hice:
Empezar el gimnasio
O ir a pilates
Un podcast
Ganar un premio
Y dar un discurso
Y dar entrevistas
Y hacerme el gracioso
Decir cosas inteligentes para progres maduros con barba y algún hijo o dos, con los papás ya medio viejos o quizás alguno muerto o los dos.
Verme en esas entrevistas y decir: Por favor, qué cara de gaznápiro.
Otro podcast sobre eso: volverse adulto, duelar la adolescencia, hacerse cargo.
Arreglar la parrilla
Y las luces del patio.
Arreglarme los dientes (tengo turno con el dentista pero como es para febrero 2023 no cuenta).
(Digresión: mencionar las cosas así en positivo, sin el no, genera un efecto extraño. No digo “no arreglé la parrilla”, entonces mientras escribo es como si lo estuviera haciendo: “Arreglar la parrilla”. ¿Entonces lo hice? Incluso al que lee podría pasarle lo mismo. ¿La escritura es una primera instancia de la acción? Creo que no).
Sigo con lo que NO hice durante 2022.
Ver un partido de tenis profesional en el Lawn Tennis, o en un club más chico, o en Nueva York o París. Gente que juegue por plata. Ver los movimientos de los jugadores, cómo mueven las piernas, cómo repiten el gesto técnico en el saque que siempre me marca mi profesor (“impulsá los pies, la fuerza sale de los abdominales, estirá el brazo”). Es el saque de un procrastinador.
Más cosas que no hice.
Cambiar el auto. Me gustaría comprarme uno de esos autos con olor a nuevo.
Ir a Cementerio Protestante de los Escoceses en Chascomús. Ir al ACA para preguntar si tienen el legajo de mi abuelo Nervi. Ir a Sierra de la Ventana con mi viejo.
(Ir es una actividad que hice poco).
Sigo sin leer “El año del pensamiento mágico”, de Joan DiDion.
Comprarme un Johnnie Walker Blue Label. Cuando escriba un libro y dé una entrevista voy a decir que con la liquidación de ingresos pagaré la tarjeta y me compraré un Blue Label.
No jugué al básquet. No jugué al pádel.
No escribí un libro.
Algunas cosas que sí hice
Cumplí 42. Y escribí una lista de 42 puntos (a mi gusto, uno de los mejores del año)
1 (una) buena nota periodística: ¿Paul McCartney contra el rock nacional? La historia oculta de una nota polémica que hizo enojar a Charly García
Meterme en el mar
Estar con mis hijos
Acompañar a Sol
Jugar al truco con el Tano
Meter un revés paralelo que me animé a tirar en un partido muy cerrado. A veces voy por la calle caminando y me acuerdo de ese momento y me hace bien evocar eso que pasó. Había empezado ganando 3 a 0 y pensé que ya lo tenía en mis manos, me relajé porque mi rival era mucho peor que yo. Y de repente estaba 5-3 abajo, cerca de perder con alguien mucho peor que yo, pero constante, tozudo, ejemplar, y en ese momento durante el punto pensé que tenía la cancha abierta y que tenía que tener el valor para arriesgarme a jugar el revés paralelo, aunque todo esto lo pensé después, fue una reflexión después de haber ganado el punto. En ese momento lo importante fue tomar la decisión y ejecutarla, las piernas flexionadas y los brazos pasando por soltura. La rotación de los hombros, la confianza. Haberme animado.
Ver el Mundial con Benito, llenar el álbum de figuritas, trabajar para que ese recuerdo se le imprima, aun siendo consciente de que él recordará otra cosa, grabó con su propia cámara y guardará lo que quiera (ojalá edite la parte en la que agarré el televisor con las manos y le grité a cada jugador argentino “bien nene bien” y en una el televisor casi se me cae).
Lo último:
Este año pasó algo que sucede una vez en la vida. No pasó el año 2021 y ya no pasará en 2023, y es probablemente lo más importante de todo.
En 2022 mi hija tuvo y tiene el tamaño exacto para que cuando está a upa, su cabeza quede estacionada sobre mi hombro de manera perfecta, un descanso natural que no se puede explicar mucho, que es combustible y a la vez cuenta regresiva. Algo que pasa un rato nomás en la vida y que hay que aprovechar todo lo que se pueda.
Dejamos acá.
Seguramente este sea el último newsletter del año, así que les quiero agradecer a todos los que estuvieron del otro lado cada uno a su manera, con recomendaciones, comentarios a los textos, cafecitos, suscripciones o algún mensaje colgado.
Lo digo una vez más: la lectura termina de completar muchas ideas sueltas que ni yo mismo sé qué quieren decir. Es un trabajo en equipo.
El año se hizo largo de verdad pero estuvo bueno.
Buen balance! Me gusta que lo que sí hiciste es puro disfrute personal, incluido el maravilloso texto que escribiste por tu cumpleaños. Es profesional pero ultra personal. Y lo que no hiciste (me gusta que esté todo en afirmativo) lo podrás hacer alguna vez, tiene todo el potencial para ocurrir.
Ya te lo dije antes pero te lo repito, este diario me gusta mucho.