Una cuestión de perspectiva
Fito Páez y César Aira. Un podcast sobre el humor y las buenas entrevistas. El psicoanálisis que lo arruina todo.
Me parece verlo al Turco SanJulian sentado en el café en el que nos juntábamos cada mediodía. Jugaba con un papelito que se iba haciendo más grande o más chiquito pero siempre estaba en su mano, desde que llegaba hasta que nos íbamos, y me decía “vos te das cuenta que en este mismo momento hay gente que se está llenando de guita con el dólar, no?”. Me lo decía con una sensación de admiración para esos tipos que él mismo no podía soportar. Admiración
No me acuerdo bien de qué año estoy hablando, pero el Turco no hablaba de grandes compañías financieras, de los bancos, de las cerealeras, sino de esos tipos como él, poetas anónimos de clase media, comerciantes, llevadores de mercadería, especuladores con el posgrado de la calle y la historia argentina.
Ahora que estamos de vuelta en la misma me acordé del Turco mientras tomo un café en un bar medio palermitano teletransportado a Parque Patricios. Todo va a dos por hora y yo pienso en que alguien más está sacándole ventaja a todo esto, comprando mercadería o adelantando pagos (o quién sabe cómo, no tiene sentido que dé ejemplos de algo que no tengo ni la menor idea cómo se hace).
El punto es que alguien la está haciendo mientras yo me tomo un café y veo pasar la nada por la ventana: dos tipos toman un café en la vereda, una chica que trabaja en el gobierno de la Ciudad dice cosas que no debería decir tan abiertamente y yo, que miro algo en el teléfono como para distraerme, o miro por la ventana, o pienso si compro o no compro granola (tal como vi que recomendaban en Twitter) o voy hasta la carbonería que está en la cuadra siguiente (porque venden carbón de buen tamaño, no el carbón molido que hay en los negocios de cercanía) o se me viene la cara del Turco, así como si estuviera en este mismo bar.
El Turco, qué tipo increíble. Para mis ojos de amateur total en el mundo de hacer guita, él era un profesional de la materia y sin embargo, en esos momentos, el Turco se sentía fuera de esa liga. Le dolía y yo adivinaba la desazón en sus ojos por no tener lo que hay que tener para ser así.
Lo que quiero decir es que es todo una cuestión de perspectiva.
Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
Científicos del Conicet lideraron un grupo de investigación internacional que encontró una proteína que interviene en la reproducción sexual en microorganismos (llamados arqueas) que existían antes de la aparición del sexo en la Tierra, lo que abre la posibilidad de la existencia de una sexualidad primitiva.
Estoy escuchando el podcast “Comedia” que hace Adrián Lakerman. Llegué a él gracias a un capítulo que tuvo bastante repercusión. Cuando lanzaron el de Alfredo Casero justo coincidió con el escándalo del puñetazo a la mesa y posterior abandono en el estudio.
Las performances públicas de Casero son bastante vergonzosas, pero este capítulo me reconcilió completamente con él. Es como si el formato de charla íntima (y no televisada) y la empatía del entrevistador hayan podido romper la cadencia en la que entró Casero, de bardear a todo el mundo.
Acá habla bien de Capusotto, de Alberti, de Verónica Llinás, de Florencia Peña y de muchos otros, pero básicamente lo que quiero decir es que habla bien de gente que está
Hay otros capítulos muy buenos. El de Dolina es extraordinario, el de Coco Silly también. Hay un clima de camaradería para las entrevistas, un tono que siempre quisiera tener. Vení, sentite cómodo, contame, hablemos, pensemos, hagamos pensar.
En un momento de la charla, Dolina habla de esta serie de entrevistas porque él estuvo como asistente de Antonio Carrizo.
En un momento, hablan del humor de Borges y Dolina hace una reflexión sobre las sutilezas de Borges. Cuando le preguntaban por un autor, dice Dolina, solía repetir “Dicen que es bueno”, una manera elegante de decir –como mínimo– “no lo leí” (digo como mínimo porque también es “no lo voy a leer ni que recupere la visión”).
Un papá y un hijo. ¿Quién ayuda a quién?
El problema del psicoanálisis es que después uno lo usa para otras situaciones de la vida, cualquier circunstancia menor la traduce en ese lenguaje. Y eso es un problema:
Tipo que no va a psicoanálisis: duerme una siesta rápida en la cama de su hijo, se levanta fresco y descansado, incluso valora la calidad del colchón de la cama. El resto del día transcurre con normalidad.
Tipo que va a psicoanálisis: voy a dormir una siesta rápida en la cama de Benito (o sea, el tipo soy yo). Pero pará, ¿Qué hago en esta cama? O sea, sé lo que hago en esta cama, me acuesto acá porque Clemen duerme en la otra cama, estoy cerca para asistirla si se despierta. ¿Dormir en la cama del hijo no es como una regresión? Bueno, no, no duermo, pienso todas esas cosas.
Ya pasaron 5 de los 30 minutos de la minisiesta. El colchón es buenísimo. Debería dormir pero insisto, es una regresión. Los hijos se pasan a la cama grande, los grandes a la cama de los hijos. La puta madre, dormite y ya. Agarro el celu, 10 minutos. ¿Qué habrá soñado anoche Benito que apareció en nuestro dormitorio y nos pidió –casi diplomáticamente- dormir en nuestra cama? Le preguntamos y dijo que no nos quería contar. Ya no voy a dormir la minisiesta. Me voy al café.
Estoy en el café y aparece un tipo que podría ser el escritor César Aira. Me parece raro verlo por el barrio, tengo entendido que anda con frecuencia por otras zonas de la ciudad. Sin embargo, creo que es efectivamente él. Está con otro tipo muy bien vestido, quizás su agente, el que le hace ganar guita a Aira. Su propio Turco SanJulian. Lo googleo y sí, tiene la misma campera que usó en una entrevista en 2018.
Para mi sorpresa, lo saluda y lo reconoce más gente de lo que hubiera creído. Aira vende muchos libros, pero casi no da notas. No es una cara conocida.
Yo tengo ganas de saludarlo, regalarme mi reverencia y respeto absoluto, quizás hacerle algún comentario de la cercanía entre Pringles y Bahía, pero en el fondo temo incomodarlo y también me da mucha vergüenza.
La semana pasada cerré con una canción de Fito Páez que me gusta mucho (quizás la canción que más me gusta de toda la historia de Fito). “Al lado del camino” dice en un momento:
Si alguna vez me cruzas por la calle
Regálame tu beso y no te aflijas
Si ves que estoy pensando en otra cosa
No es nada malo, es que pasó una brisa
La brisa de la muerte enamorada
Que ronda como un ángel asesino
Mas no te asustes, siempre se me pasa
Es solo la intuición de mi destino
Debe ser una locura muy extraña que alguien te reconozca por la calle, lo pienso ahora que googleo la foto de Aira y lo veo con la misma campera y empiezo a prejuzgarlo, desde “no tiene otra campera el tipo para ponerse” hasta “qué capo el tipo mantiene la misma pilcha no se volvió loco, qué humildad”.
No puedo cerrar dos veces con la misma canción, así que debería buscar otra. Además, quiero terminar porque tengo los ojos irritados, quizás una inminente conjuntivitis. Una cuestión de perspectiva.
Dejamos acá.
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Nos vemos la semana que viene.