Preparar el terreno
Querida mamá,
No sabés la paja que me da escribir otra vez esta cosa. Sobre todo después de la repercusión que tuvo la carta anterior. Siempre pasa lo mismo: hacés un hit, se suma mucha gente, tenés miedo de no estar a la altura con el próximo texto, que haya decepción generalizada, los que llegan se van, los que recomendaron se preguntan para qué me metí a recomendar, la vida misma, una colección de fracasos entre alguna sonrisita espontánea.
Volver a escribir es una carga.
Pero me puse a pensar sobre el tema y se me ocurrió algo.
Siempre llego tarde porque nunca cambio la escritura de esta cosa por algo importante. Estos párrafos no son nada, no son la verdad, no son el momento sublime de la semana, la revelación de una verdad. No es que la escritura forma parte de la redención de la semana.
Un colega me contó que después de haber tomado unas clases con la notable cronista entró en un limbo de perfección total, se bajaba las cortinas de la casa y se encerraba ocho horas para encontrar la palabra perfecta, la colocación de un adjetivo, esas cosas que te las cuentan y vos en vivo decís “qué genialidad” pero después se te pasa enseguida, vas volviendo a tu casa y decís “qué boludo este pibe, mirá en la que entró”.
Acá es más concreto: tengo un asado, escribo después del asado. Se duerme un hijo, escribo después de que se duerma un hijo. Se despierta el hijo que pensabas que no se iba a despertar después de dormir al otro hijo: se escribe después.
Escribo después de un cumpleaños de 15, o de 40, o de 50. Después de la cena, de la película, del chocolate bajón.
Obvio, se escribe después: Bienvenidos al Diario de la Procrastinación. Mamá, ya me había olvidado, bienvenida.
Entonces,
Termino el asado, termino de dormir a los pibes, termino con mi amigo y voy a la computadora.
Lo que sucede es que ya estaba antes en la escritura, en los ratos muertos, mirando el fuego, en la espera de lavarse los dientes o mientras leo el cuento, mientras estoy con mi amigo: el diario se escribe siempre.
En realidad, hay como un segundo plano mientras todos sucede. Un amigo me contó que cuando medita entra en un estado de limpieza total de pensamientos. Cuando aparece un pensamiento lo desplaza, hace la mímica de agarrar ese pensamiento como si fuera una cajita y chau, lo manda al costado. Como si arrastrara una carpeta en la computadora.
Soñé con ese amigo en estos días, lo veía gordo, sacaba un líquido verde por la boca. No estaba bien. El sueño lo recordé ahora, cuando me puse a escribir. En realidad, en el andar de la escritura. Es raro eso, ya lo tenía al amigo para escribir eso de los pensamientos pero no recordaba el sueño. Estaba ahí como en un plano intermedio.
El diario va en ese segundo plano, pero yo no lo mando al costado, no lo desplazo como si fuera una nube. Al contrario, me lo traigo como si fuera un subtítulo de la realidad.
Un segundo plano que se vuelve concreto.
Lo primero que escribí hoy, hace un rato, ponele media hora:
“Hoy sábado no va a salir el Diario de la Procrastinación. Lo más probable es que salga mañana. Hoy no pude escribir, estuve ocupado, con los chicos, con el laburo. No voy a poder escribir algo digno”.
Tenía unos temas buenos, algo relacionado con los nombres que se confunden, con la tecnología, con las opiniones que condicionan el mensaje; incluso con lo que se borra también se escribe. Una preparación del terreno.
Cuando empecé a descartar temas pensé en mamá.
Y pensé en escribir otra carta, explicarle esto. “Querida mamá, no sabés la paja que me da escribir”. También pensé en la idea de escribir el domingo y a partir de ahí escribir el lunes también, armar una semana de newsletter diario. Escapar hacia adelante, no pude escribir en toda la semana pero voy a poder escribir cada día. Notable optimismo.
Lo más rescatable es lo que he logrado entre toda esta batalla interna: ya no recuerdo ese primer destinatario, no hay querida mamá, estoy completamente tomado por el ritmo de la escritura. ¿A quién le estoy hablando ahora?
Así es el duelo: presencias cada vez más esporádicas.
Querida mamá,
Hoy pude escribir algo.
Este loco es un fenómeno. Hay un montón de otros covers en su canal. Puse este porque es divertido y además, one more time. Una vuelta más.
Gracias por leer cada semana, por compartir o escribir alguna cosa en redes sociales. Obvio también por los cafecitos. El que quiera puede hacer un aporte económico ahí, que no marca la diferencia de nada pero que se siente bien.
Nos vemos la semana que viene.