Hoy desenchufé el aire acondicionado y prendí la caldera. Una vez más, el paso del tiempo.
Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
RONALDO SCHEMIDT / AFP
Elton John cumplió 75 años. Desde que escuché la efeméride en la radio me la paso escuchando sus canciones. Una escucha no demasiado compleja ni profunda, apenas las cuatro o cinco que me aparecen como principales hits en Apple.
Y por eso termino un lunes a la noche, agotado, yendo a comprar pañales al Coto. Clemen viaja en el asiento de atrás, también está agotada de todo lo que hizo en el día, sus caminatas incesantes y sus cagadas interminables. Ya estamos sobre el cierre del supermercado, manejo a cierta velocidad porque no sé si cierra a las 21 o a las 21.30. Si cierra a las 21 quizás no llegamos. Y en casa quedan pocos pañales.
Subo por Tacuarí, la noche está hermosa, es la última noche hermosa del verano o en realidad debería decir la última noche hermosa del otoño: suena Tiny Dancer y yo canto con emoción y a la vez extrañado, pensando en el misterio de la vida. Es una acción y un sentir solitario y sin embargo yo siento que puedo estar con todos, recapitular cada minuto de la vida hasta esta noche en la que está por cerrar el Coto.
Más efemérides: Beatriz Sarlo cumplió 80 años. Me gusta lo que dice en esta entrevista.
"Leer es como salir a correr, hay gente que corre y es chueca, le duele más a la noche, gente que corre bien, cada uno lo hace como puede y de alguna manera encuentra una satisfacción".
Sarlo está escribiendo su último libro, una autobiografía. Otra vez el título es hermoso. Se va a llamar “No entender” y lo explicó ella en esta otra nota en La Nación.
“Es una autobiografía centrada en el hecho de no entender, que es mi experiencia constitutiva. Uno podría decir que solo me he interesado por aquello que no entiendo, con lo cual también se podría decir que no he terminado de entender nada”.
Misha (5) perdió a su madre en un ataque en Mykolaiv, Ucrania. Su abuelo la ayuda a vestirse en el hospital. Foto de BULENT KILIC / AFP.
Me gusta leer así como dice Sarlo, de un modo anárquico, incompleto. Leer medios libros, fragmentos, capítulos por la mitad. Mi vieja leía así, en diagonal, de a dos o tres libros, un libro de un tirón toda la noche. Leer era un verdadero pasatiempo, en el sentido más estricto de la palabra. Yo muchas veces leo para llenar el casillero, para decir que leí un libro. Pero cuando más disfruto es cuando agarro un libro cualquiera y lo empiezo a leer.
Me pasó esta semana. Estuve en una casa ajena y vi un ejemplar que andaba por ahí: “La Casa de los conejos”.
Es el tipo de libro que más me gusta: más allá de lo que sea el argumento, lo que hay es el pensamiento del narrador, sus idas y vueltas, sus contradicciones, sus miedos y también su seguridad para contar lo que le pasa. No importa que el narrador sea una nena de 10 años o un viejo de 80, en ese monólogo interior hay siempre una verdad, un hecho que necesita ser contado, como si fuera inevitable.
Me gustó mucho una parte, una escena en apariencia trivial.
Es un día de mucho sol, pero el sol me molesta, y entrecierro los ojos.
Lo que me gusta de fruncir los párpados en estos baños de luz es que empiezo a percibir las cosas de manera muy diferente. Me gusta sobre todo el momento en que el contorno de las cosas se desdibuja y parecer perder volumen.
Muchas veces escribo acá escenas así, intrascendentes, visiones de la luz o el sol, sombras, rebotes de la luz. Cuando las escribo no sé muy bien para qué lo hago ni que estoy buscando. No es un recurso o una metáfora. Pero siento que hay una fuerza y una verdad ahí que me empujan a escribirlas.
Es en algún punto la construcción de una metáfora, de a pocos capítulos: la luz en la autopista, en el puente de Villa Elisa. La luz que reflejaban los autos en mi pieza en Alvarado. La luz que flota sobre el capó del auto, en la 9 de Julio. Algo que estoy queriendo decir.
ANGELOS TZORTZINIS / AFP
En el bar donde desayunamos casi todos los días agarro un libro: ¿Qué es el sueño? En esa misma biblioteca hay varios libros que yo llevé al café. Uno lo tuve mil años en casa y no lo leí, ahora lo agarro cuando voy al café y lo leo. Lo solté y ahora lo agarro y voy leyendo un cuento por vez. ¿Me gusta? Qué importa. Al café voy a trabajar y termino leyendo los libros que descarté de mi casa.
Agrego un ítem a la lista de cosas para hacer en casa: luz de la cocina (ya figuraban “luz del patio” y “luz del vestidor y baño”
“La casa de los conejos” tiene una dedicatoria: “Feliz Día Padre!!! Te queremos mucho. Peter, Vale, Ceci, Mamá y Ralph. 17 de junio de 2012”.
Nadie sabe quiénes son.
Ahora escucho otra de Elton John, que canta George Michael. “Don´t let the sun go down on me”. Una parte de la letra me parece extraordinaria, por cómo mete la frase George Michael, un cantante de otra galaxia.
“Don't let the sun go down on me. Although I search myself, it´s always someone else I see”. Quiero quedarme con ese momento, ensayo una foto al subte vacío mientras viajo, pero me doy cuenta de que la foto está incompleta, que yo debería ser parte de la foto. Quizás la escritura viene a cumplir esa misión, mostrar la foto completa.
Casi como una obsesión, me pregunto donde está el tiempo, cómo pasó todo tan rápido, dónde quedó todo y cuánto faltará. Y sin embargo enseguida aparece mi parte optimista, veo una luz que me dice que las cosas van a estar bien, casi que me animo a predicarlo para todos: va a estar todo bien, va a estar todo bien, va a estar todo bien.
Aunque no lo puedas ver ahora, aunque sientas crecer la angustia por el pecho, una bomba de humo que aparece de repente y lo nubla todo, aunque sientas miedo, o estés solo, una soledad tan profunda que no importa los que te rodean ni nada, o no te animes a despegar, o a dar un salto, o salir de eso que te tiene atrapado. Eso que ahora parece imposible se acomoda, no sé muy bien cómo explicarlo pero es el tiempo, otro invierno y otro verano y ya. Lamento haberme convertido en esta suerte de gurú de la motivación pero Elton John y esta tarde solitaria en la línea E me pusieron así
Dejamos acá.
Recuerden que parece que se los digo a ustedes pero en realidad es para mí. Este es un ejercicio terapéutico de escritura contra la Procrastinación. Gracias por los mensajes de cada semana, los que colaboran simbólicamente con cafecitos y los que recomiendan a otros.
Nos vemos la semana que viene.
Almost Famous es una de mis pelis favoritas, de esas que si engancho en la tele me quedo a mirarla por enésima vez, y esta escena es lo que más espero de ella... Elton tiene una magia que a algunos nos queda grande.