Los temas que me interesan son puntitos que se conectan cada diez o quince días, a veces más, pueden pasar meses o años. Temas que quedan como latiendo, una ventana abierta minimizada sin usar hasta que llega una nueva referencia y decís “esto conecta con esto otro que estaba dormido”. Y cuando se produce la conexión me sorprendo y digo que todo lo que estuvo en el medio fue una excusa para llegar hasta acá: los temas importantes son unos y todo el resto es como vivir en la espera.
Dije los temas que me interesan y quizás debí decir “los temas que me obsesionan” o “los temas que me generan inquietud” o “los temas que me traen preguntas”. Los temas.
Por ejemplo mi amigo Huracán se compró un perro y empezó a compartir cosas que le pasan al can en el grupo de Whatsapp.
El otro día dijo que lo llevó a la veterinaria porque tenía espasmos, se preocupó por demás, como buen hipocondríaco. En cada grupo de amigos tiene que haber uno que sea peor que vos en todo, más exagerado, más talentoso, más hipocondríaco, más hermoso. El Huracán cumple con algunos de esos requisitos, el de la hipocondría sobre todo, pero desde que toma psilocibina lo tiene bastante atenuado. Ahora solo manifiesta su hipocondría con su nuevo perro. Bueno, las mascotas quizás sirven para eso, una especie de transferencia.
El veterinario le dijo que no se preocupara, que los perros también sueñan. Quedo ahí en el aire esa frase hermosa que dijo el tipo: “los perros también sueñan”. O al menos quedó para mí, no sé el resto. Yo creo que hay poesía en las cosas cotidianas. Y hay poetas que no saben que lo son.
Ahí viene la conexión.
Enseguida enganché con la canción de Nina Suarez que me tiene completamente embobado, que tiene un fraseo medio escalonado llegando al estribillo.
Como cuando decís que no nos vemos por los perros de mi cuadra
Que ladran y no te dejan dormir bien
Y en realidad sabemos que son ellos los que sueñan, y nosotros
Enloquecemos hasta que te tengas que ir otra vez
La canción me gusta por su comienzo un poco magnético, el tono de las canciones de El mató o las bandas de ese estilo. La primera frase es un golazo: “Ahora te quiero, pero no te voy a querer siempre”. También me gusta el uso de las palabras, en el estribillo, por ejemplo, dice “en tu corrida furtiva al arco”. ¿Quién usa esa palabra hoy?
Vuelvo a las conexiones: cuando escucho esto del perro me pregunto cómo es que sin lenguaje hay de todas maneras una representación en el coco de lo que les pasa.
Hay algo que me resulta fascinante del asunto y es que los perros no pueden transmitir lo que sueñan. Estoy escribiendo una obviedad para ver si lo podemos dimensionar entre todos. Los seres humanos soñamos y cuando nos despertamos, a veces decimos lo que nos pasó, si nos imaginamos que nos regalaban un anillo o que almorzábamos con viejos compañeros de trabajo. Un sueño que nos sirve para empezar la sesión de terapia, arranquemos por ahí.
En cambio, un perro sueña, y eso está comprobado, tienen fase REM como los seres humanos, pero esta historia queda por ahí, suelta por algún lado, sin traducción posible.
Hay cuentos no narrados que son perros que se tiran por una catarata o que son acariciados por sus dueños o que cambian de color, perros color fucsia o atigrados.
Historias no contadas, nada nuevo.
A Nina Suárez la vi en un festival de música al que fui en enero. A mi edad ya no me interesa demasiado descubrir bandas nuevas, suelo ir a recitales pero siempre voy a ver a la banda que me gusta. Ubicar a los pibes implica ir a lo seguro.
En el festival queríamos ver a Bestia Bebé y a Santiago Motorizado, entre una banda y la otra hubo un par de horas para estar con Sol, tomar un cerveza, pedir comida, la organización no era del todo buena, casi que la burocracia para consumir era necesaria para permanecer 5 o 6 horas en el festival.
En uno de esos tiempos muertos, Sol compró dos cervezas y yo me fui hasta un lugar para escuchar a Nina Suárez. Debo reconocer que no esperaba nada de su show, pensé que sería un triste homenaje a su mamá, Rosario Bléfari, que incluso la imitaría, su fraseo lánguido para cantar. Entré a la sala en la que estaba tocando y me cautivó su presencia, su sonido, lo diferente que sonaba a la música de su mamá, su estilo (un chaleco de jean, pelo bien corto, pelo rapado), su manera de cantar, una voz diferente. No vi casi nada del show pero volví a sentir algo que no me sucedía hace mucho, disfrutar de una banda tocando su música, no conocer sus canciones y sin embargo sentir que algo realmente importante estaba pasando. “Chapeau señorita, usted le está cerrando la boca a un viejo prejuicioso. Ojalá nos volvamos a encontrar”.
Nacho Pereyra escribe en su newsletter su experiencia como papá.
Esta semana metió un párrafo de lujo, que me conmovió profundamente. Habla de un momento hermoso y a la vez insoportable que es la tarea titánica de dormir a un hijo. Esta vez, con la particularidad de que el pequeño pasaba por primera vez mucho tiempo sin su mamá.
Hay un momento exacto en el que su cuerpito se entrega, se relaja, y entonces uno sabe que se durmió. Ese momento íntimo y hermoso merece un newsletter.
Solo aquel que pasó por la experiencia lo sabe.
Pero también al leer eso recordé una idea totalmente opuesta que leí en Twitter hace un par de semanas. Y que también merece formar parte de la historia.
Son también temas que vuelven todo el tiempo. El sueño, los héroes, la narrativa.
Llega el momento de pasar la gorra. Una forma de contribuir es comprar el libro que edité en noviembre, lo pueden conseguir acá. A propósito del libro, armé una playlist con todas las canciones que aparecen mencionadas. Es bastante ecléctica la lista, es algo que me gusta. Roberto Carlos, Oasis, Alberto Cortez, Sabina, Babasónicos, Mariano Mores.
La otra forma más tradicional de contribución es un aporte con una donación por única vez, a través de los cafecitos o sino un pago mensual por el monto que ustedes quieran.
Y también vale la recomendación de este correo a un amigo, básicamente si esta cosa ha crecido es por el boca en boca, o por redes sociales (soy diegogeddes en TW e Instagram).
Nos vemos la próxima.
Dejo una canción de Bestia Bebé (otra más, estoy un poco perezoso), pero la escuché en un momento especial y me hizo acordar a algunos momentos malos de mi vida. Me hubiera gustado escucharla entonces. Es un cover de Daniel Johnston, y dice cosas sencillas y hermosas a la vez sobre el amor, los amigos, la persistencia. No estés triste, por favor, no te rindas porque el amor ya va a llegar.
Excelente!
Es magnífico cuando uno encuentra algo desconocido que nos sorprende, me recordó como ir a una librería a ver si algo llama mi atención, un autor nuevo, un tema del que no sé nada, gratas e invaluables sorpresas.