El idioma universal
Estoy de vacaciones pero tuve ganas de escribir sobre los diarios de Mariano Blatt y de Milena Busquets. ¿Se escribe para ser original o para decir -casi- lo mismo que dijo otro?
A veces me despierto a la noche con la sensación de ya haber descansado lo suficiente. Hoy me paso a las 3.16 AM. Fue extraña esa claridad y esa frescura, aunque ya estoy acostumbrado y sé que tiene que ver con el ritmo habitual del sueño.
Cuatro o cinco ciclos en los que se alcanza la profundidad y luego se entra en una etapa más liviana.
En ese primer ciclo de claridad (no sé si tengo muchos más durante el resto del día), pensaba en el mar y en las olas, en que siempre estoy arriesgando que quizás la próxima sea la mejor. La próxima, la que viene atrás. Procrastinar las olas.
Después me dormí, hubiera sido absurdo estar despierto a esa hora, mientras todos dormían.
Para decir algunas cosas solo existe la literatura. Pero para la literatura hay que sentarse a trabajar. Entonces quedan cosas sin decir, en la bandeja de las cosas que están ahi. ¿Serán dichas alguna vez?
Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
Estoy de vacaciones. Ya lo conté en el newsletter anterior, y no sabía si iba a escribir durante estas tres semanas en las que casi no voy a tocar la computadora. Además, el cierre del año estuvo bien, lo pueden leer aquí abajo si gusta.
Pero a veces aparecen algunos guiños que te llevan a escribir.
Soñé que me tiraba a la pileta y se me bajaba la malla. No es un sueño recurrente, aunque sí es un hecho recurrente. Unos segundos en donde el agua fluye distinto por el cuerpo, por la ingle que no está cubierta por la malla, porque la malla se bajó y anda cubriendo partes que no importan cubrir.
Y en ese pequeño instante, pensar en lo que están viendo los de afuera, el contraste de color –el culo blanco, quiero decir– y al sacar la cabeza advertir que nadie vio nada, como si el agua fuera una instancia de intermediación, un filtro, una distancia entre lo que pasa y lo que se vio.
Venía con esa idea y a la costa me traje un libro que tenía por la mitad (son muchos los libros que tengo por la mitad, que los empiezo y quedan ahí, por más que me estén gustando, el comienzo de un libro que tapa a otro libro, y así sucesivamente; no podría responder la pregunta de cuántos libros leo por semana, porque muchas veces leo muchas primeras partes).
Digo esto para decir que el libro que agarré podría haber sido cualquier otro.
Y en las primeras páginas encontré esto.
Lunes 30 de septiembre
En el campeonato mundial de natación de 1997, en Australia, cuando a Steve Sellen se le salió la malla al tirarse al agua al comienzo de una carrera, lo descalificaron, aunque él siguió nadando. Discutiendo con los jueves luego de su descalificación, Zellen argumentó que hubiese abandonado la carrera inmediatamente de haberse tratado de la prueba de espalda, pero no veía la razón para hacerlo tratándose de crawl.
Roger Deaking, Waterlog. Traducción mía (dice Mariano Blatt, en sus diarios. “Alguna vez pensé esto. 2012-2021).
¿Por qué esa casualidad me invita a escribir? ¿No debería ocurrir lo contrario? En lugar de pensar en que algo ya está escrito y que no vale la pena repetirlo, a mi me gusta la idea de escribir algo que ya está escrito y no la idea de escribir algo original. Volver sobre lo dicho, con alguna pequeña variación que puede ser tu tono, o la propia cita, o el recuerdo.
Terminé el de Blatt enseguida y seguí con otro que había traído Sol. No sé por qué elegí ese y no los otros que había traído yo mismo.
Arranqué con “Las palabras justas”, de Milena Busquets. Me dio risa que la primera entrada es del 6 de enero, el mismo día en que escribo estas líneas.
6 de enero
Lo único que hay hoy para desayunar son los marrons glacé que me han traído los Reyes.
Leí bastante de un tirón, hasta las entradas del mes de julio. Es decir, medio año en un solo día. Es rara esa desproporción entre el esfuerzo de la escritura y la lectura. Igual el tiempo es relativo.
12 de abril
Ya no soy la misma que hace un año, pero sigo siendo la misma que hace cuarenta y cinco.
Y esto otro que me gustó mucho.
16 de abril
Ningún escritor en el planeta Tierra, ni el más cándido, ni el más bobo, ni el más puro, escribe un diario sin pensar que tal vez algún día se publique. Ninguno. Ni un diario ni la lista de la compra.
En la playa descanso pero también veo posibles notas, como si estuviera cubriendo la temporada para un diario (algo que hice durante muchos veranos). Pasa un chico que vende una lona gigante con Messi besando la copa y enseguida me imagino llamando a Diana Baccaro, mi jefa de Clarín, y le digo bien temprano, tipo 12 del mediodía, lo mejor que podés decirle a un jefe antes de entrar a la reunión de sumario: no busques mas, tengo la foto de tapa del diario de mañana mañana.
Otro día veo que hubo un accidente de autos en Punta del Este y que hay argentinos involucrados. Trato de buscar quiénes son en Instagram y me quedo con la extraña sensación de encontrar a alguien que no va a publicar nunca más una foto.
Lo último, sobre la muerte y sobre la vida.
Gianluca Vialli fue un enorme goleador italiano de los años 90. No sabía que estaba enfermo hasta que me enteré de su muerte. Como si tachara a los superhéroes de la infancia, la noticia me conmovió y encontré que había hablado del tema en una serie de entrevistas para Netflix, como invitado del ciclo “Una simple pregunta”, que conduce el animador Alessandro Cattelan, el Santiago del Moro de Italia.
Vialli responde con la lucidez de los que caminan por el borde. Está en Italiano pero no necesita traducción. Habla de vivir y de la muerte, el idioma universal
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Dejamos acá…
Las fotos que ilustran la edición de hoy las saqué de la cuenta de Instagram del Rompehielos Almirante Irízar (@rompehielosirizarok).
Nos vemos la próxima.
Gracias para los que dejaron comentarios al último texto (fueron un montón, supongo que fue el cierre del año), gracias por la compañía a todos, por los cafecitos, suscripciones o algún mensaje colgado en las redes (soy @diegogeddes en IG y TW). Cierro con otro video de Liam Gallagher en Knebworth, porque como bien dijo @D3mian , “Quién pudiera usar esa parka apestosa pero blanca impoluta, en el medio del calor y las luces, no?”. Solo alguien que se siente inmortal.
Hola, Diego. Gracias por tus textos. El escritor no tiene vacaciones. O las tiene inesperadamente. Tampoco el pintor, o el músico. Al menos así ocurrió y ocurre en mi modesta existencia. Tampoco tienes "estabilidad económica". Como llamamos en el capitalismo a salarios fijos, aportes jubilatorios, etcétera. Entonces, si quieres ser escritor, pintor o músico, tienes que aprender, desde pequeño, un poco de todo. Especialmente, aprender una observación profunda del macro universo y su micro. Para aprovechar bien cada oportunidad que se nos presenta. Para acumular víveres en nuestros caminos hacia ninguna parte. O hacia todas. Quizá como los del conjunto. Sólo que los demás suelen confiar en conceptos extremadamente inciertos, como "éxito", "remuneración", "previsibilidad", "reconocimiento".