Muchas veces me encontré escribiendo los viernes a última hora, un poco agotado de la semana y de repetir el mismo formato. ¿A quién le puede importar la vida de una persona? ¿Tiene sentido seguir con esto?
Son momentos breves de desencanto, yo sé que tiene sentido seguir, porque escribir es lo único que hago más o menos bien, es una especie de descarga necesaria. Vivo pensando en escribir (esto no es una declaración solemne, sino un modo de estar en la vida, todo lo traduzco o lo pienso en ese formato).
Entonces, la solución que se me ocurrió para enfrentar el cansancio es doblar la apuesta: escribir todos los días de la semana.
Además siempre dije que esto es un juego, un ejercicio de escritura.
Entonces vamos a probar.
Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
Lunes
Anoche quería escuchar música nueva y tranquila, algo que me acompañara mientras cocinaba una tarta de queso y cebolla.
Empecé con Loli Molina, siempre me gustó mucho una versión que hace de Recuerdo de Ypacaraí. Un jefe que tuve en Clarín siempre hablaba de esta canción cuando alguien estaba por morirse. “Che, cómo está fulano… Está practicando Ypacaraí”, respondía, en una variante un poco más compleja del clásico “está más cerca del arpa que de la guitarra”.
Yo no tenía idea de la música del Paraguay pero gracias a ese dicho me gustó la canción, escuché miles de versiones, incluso se la terminé pasando a un amigo que cantaba su propia versión con mucho talento. Tiene algunas palabras muy hermosas, lo del embrujo de tus canciones, la hermosa noche de plenilunio, siempre cerca de la melodía.
De Loli Molina escuché este EP con Chancha vía Circuito que se llama “Al Sur” que tiene una canción muy bonita (también llamada “Al Sur”), que de algún modo tiene el tono de Ypacaraí.
El problema con los EPs es que duran demasiado poco (13 minutos este). Volví a escuchar Al Sur y me fui para otro lado y cambié.
Jorge Drexler también tiene un disco nuevo (o no tan nuevo, pero que no escuché). Se llama Tinta y Tiempo y me gustaron algunas canciones, en particular una que habla del algoritmo. Drexler tiene también la cosa del juego muy presente. Esta canción parece una de Martín Buscaglia.
Dime qué debo cantar
Oh, algoritmo
Sé que lo sabes mejor
Incluso que yo mismo.
Por ejemplo, esta canción
¿Qué algoritmo la parió?
Me pregunto si fui yo
¿La elegiste o te eligió?
Un rato después aparece Buscaglia como invitado en una canción. Esta bueno cuando pasa eso, tenés una intuición respecto del tono del disco que después se cumple.
A propósito del texto del sábado pasado, me escribió Guillermo, un lector desde Paraguay.
“Sobre el tema de Jagger y la leyenda de la renovación de sangre, hoy -como todos los 1° de agosto- en Paraguay (te leo desde una pequeña ciudad llamada Hohenau, en el sur del país) se consume un trago hecho con caña (ron), ruda y limón, se lo llama carrulim (por los 3 ingredientes) y en teoría ayuda a renovar la sangre porque decían los guaraníes que en agosto la sangre se espesa y que este mes se lleva (bah, mata) a los ancianos y a las vacas flacas”.
Me gusta cuando pasa eso, los temas de mi cabeza empiezan a coincidir con los temas de los lectores, las canciones que aparecen tienen pequeños giros de conexión, algoritmo de la memoria humana que va conectando.
Son mecanismos del azar para incentivar la producción. A esos guiños me aferro cuando no encuentro nada, tirar de la cuerda para ver si aparece un hilo narrativo.
Tirar de la cuerda en este caso sería ponerse a escribir, transformar en algo concreto el plan.
Ultima conexión. Creo que nunca había escuchado la voz de Roberto Bolaño. Acá habla de su obsesión por tener libros.
En este lunes a la tarde me encuentro cerca de comprar la autobiografía de Demetrio Ortiz. Se llama “Una guitarra… Un hombre” y cuesta $2.500. Por ahí me lo compro.
Dejamos acá.
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Hasta la próxima (mi voz interior me dice “poné mañana, cagón”).
Mmmmmm. Escribir todos los días... Te pusiste a pensar que a lo mejor estás procrastinando algo?
Por mí, encantado. Es un placer leerte.