La desesperación es total: mi amiga Aneris recomendó el newsletter en el boletín de Radio Ambulante y la respuesta fue abrumadora. Se suscribió un montón de gente ayer mismo, unas 300 personas llegan con expectativa a leer este texto y yo estoy como cada viernes, pensando en que no escribí nada, en cómo fue que pasó tan rápido el tiempo, tuve toda una semana para ir adelantando parte de la escritura y acá estamos, otra vez la misma historia. Deambular por la ciudad con pequeños destellos, apariciones de temas que ahora ya no encuentro, mensajes grabados para mí mismo con comentarios que ya no entiendo.
Tengo una sola idea, que se me ocurrió bien temprano a la mañana. La paternidad explicada en un hecho cotidiano. Voy a desayunar y quedan solo tres rodajas de pan lactal. Me quedo con la tapa, desayuno parado y con sueño y sin ganas de ir a trabajar para que mi hijo desayune sus dos tostadas con dulce de leche de siempre. Pequeñas contribuciones silenciosas a la dinámica familiar.
Catorce horas y 300 nuevos suscriptores después, escribo al final del día y de algún modo siento que la obligación también funciona como un antídoto para la procrastinación. Se escribe escribiendo, no pensando en escribir. El Diario de la Procrastinación nació así: es un ejercicio de escritura, un hábito semanal para derrotar esa sensación angustiante de pensar y pensar en lugar de hacer y hacer, casi una actividad terapéutica.
Al final siempre pasa lo mismo y siento alivio: acá estamos otra vez, lo logramos, apareció el impulso o acaso la exigencia interna de decir: Vamos Diego, no seas boludo, hacé lo de siempre y no le des tanta vuelta al asunto.
Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
Una pequeña aclaración. La semana pasada hicimos un trueque con el colega newslettero Imanol Subiela. Es decir, el texto que apareció en el Diario de la Procrastinación lo escribió él, y yo escribí un texto para su newsletter, llamado Vueltas en la Cama.
Ahora que lo escribo pienso que fue una pequeña traición para los lectores, la ruptura de un pacto implícito, el engaño para una comunidad que siempre está ahí, que apoya, que recomienda. El pacto no es más que esto: yo escribo desde hace 5 años para que todos los sábados llegue un correo a 8.30 AM.
Pero sería demasiado solemne pensarlo solo así. Lo hicimos para mostrar que la escritura también es un juego, que se pueden probar otras cosas, escribir con un disfraz (aunque ahora que lo escribo pienso: siempre escribimos con un disfraz). En todo caso, escribir con otro disfraz.
Escribir es ponerse a prueba.
Este es mi pasaje favorito del texto que escribió él y que parece que escribí yo.
Últimamente pienso en que la carrera no es contra el tiempo sino a favor del tiempo: hacer cosas para tener más tiempo para hacer otras cosas (creo que ya lo dije acá). Ya ni siquiera me interesa tanto ganar mucha plata, sino tener más tiempo para: uno, estar al pedo; dos, hacer cosas divertidas; tres, poder leer y dormir más. A veces siento que le gano al sistema cuando encuentro grietas para hacer algo en el momento que debería estar haciendo otra cosa.
También, mientras lo planeábamos, pensamos en que somos personajes bien diferentes: di muchas vueltas para explicarlo así que mejor decirlo como lo dijo él: “Voy contar cosas que sean bien de trolo, así hay impacto en tus lectores y vos porfa full papi progre heterosexual”
Pensé que cambiar los newsletters era un ejercicio interesante para derribar una idea que suelo frecuentar. A veces tengo la sensación de que todos estamos escribiendo sobre lo mismo, y del mismo modo. Le damos la vuelta a dos o tres cuestiones que no están conectadas entre sí y buscamos en esas cosas la secreta conexión que hay en todas ellas, y a la vez cómo están relacionadas con nosotros, una suerte de algoritmo personal.
Casi no lo conozco a Imanol, lo vi dos o tres veces, aunque sé algunas cosas de su vida: me gustó escribir sobre su adolescencia en la Patagonia y también imaginar cómo son sus días. Me gustó escribir siendo otro, y al mismo tiempo siendo yo mismo.
“Es un quilombo el centro”, dice una señora que acaba de subirse al 59 en la 9 de Julio. Yo escucho parte de su conversación y primero me indigno: esa señora está mintiendo. El centro de la ciudad no es ningún quilombo. De hecho, viaja sentada en el colectivo, el tránsito fluye a un ritmo óptimo, casi más veloz de lo que yo mismo quisiera, que viajo con algo de apuro, que necesito llegar a tiempo. No sé explicarlo pero sé que lo quiero así: a veces quiero que no pase tan rápido mi estadía por algunas calles de Buenos Aires.
Hay personas que quisieran estar peor de lo que están. Lo pensé el otro día mientras caminaba por Esmeralda, entre Paraguay y Marcero T. de Alvear, llegando a Plaza San Martín. Hay gente que dice que el microcentro es un desastre, como si tratara de una profecía del apocalipsis en el que ciertamente vivimos. Pero claro, también está lo otro, los edificios, los negocios, una música del centro. Cómo no te va a gustar el microcentro.
Vuelvo a la señora. Me amigo con la situación y pienso. Está contando un cuento, ella es ahora un personaje y qué importa que no sea verdad. Del otro lado puede haber un interlocutor que sabe que la señora exagera. Una escena de teatro. Yo tengo los auriculares puestos pero están en silencio. Me dedico a escuchar conversaciones. En colectivos, en bares, en el trabajo. Que sean otros los que andan por la ciudad en la suya. Yo quiero escucharlo todo.
Como dice mi analista, dejamos acá.
Las fotos que ilustran esta edición fueron tomadas por Dan Gamboa Bohórquez y muestran el abandono de las instalaciones en donde se celebraron los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.
En este hilo hay más imágenes y también una idea que sobrevuela todo que me parece interesante. La inmediatez de todo: hasta las ruinas son ahora más efímeras, no hace falta que pasen 200 años para lograr ese paisaje desolador.
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Siempre cierro con una canción así que seguimos de la misma manera.
Nos vemos la semana que viene.
Pues sí que me has logrado engañar con el Newsletter anterior jajajajaja. Bueno, en todo caso, me encantaría saber si has publicado algún libro o tienes algo de función que pueda leer de tu autoría, estoy maravillada y enganchada con tu pluma 💜