Caballos fantasma
La memoria y la fecha de vencimiento. La paternidad y los temas de siempre. Pero también un cover de Radiohead al piano, casi lo único verdaderamente importante de todo este discurso.
Lunes
Esta va a ser una gran semana, ¿acaso no lo ven? Me despierto con esa frase que estuvo en el sueño, creo que fue recién, como si me hubiera levantado esa voz. Fue un sueño despertador. Me levanto con ese impulso que viene de otro, mi hija ya está despierta y me mira, como siempre, esperando para salir a pasear. Hija mascota. Como siempre pero yo quisiera creer que vio algo. Vio a otro. Vio el impulso, una vida nueva que empieza. Arrancamos una semana diferente pero arrancamos también otra relación, otro vínculo. ¿De dónde viene todo ese optimismo? Respiro fuerte al nebulizador, doble dosis para doble optimismo. Hoy no me va a doler la cabeza, hoy voy a leer, hoy voy a trabajar. ¿Qué importa todo lo que no hice antes? La semana pasada, el mes pasado, el año pasado… ¿Qué importa?
La procrastinación es intentar distraernos con algo para no pensar, dice este gurú del rendimiento. Judson Brewer: “Si te preocupas por tu futuro a diario, es un signo claro de ansiedad”. Eso, que importa tu futuro a diario, Dije lunes? Hoy es sábado. Bienvenidos al Diario de la Procrastinación.
Jack TAYLOR / AFP
Las redes sociales están motorizadas por la nostalgia. Buena parte del contenido viene de las fotos o de los posteos que los propios usuarios hicimos el año pasado, o hace tres, cinco o siete años. En Instagram lo más viejo que me aparece es una foto de hace ocho años. Estoy en el subte y mi reflejo está en la ventana de enfrente. Un epígrafe simple dice “Allá, yo”. Antes me sacaba más fotos en los espejos. Ahora no tengo tiempo, o tengo hijos que no me dejan, o el ego se acomodó un poco mejor.
Hoy con Sol cumplimos 10 años de casados y no aparece nada. Como si las redes sociales hubieran puesto una fecha de inicio al sistema de evocación. Lo que sucedió antes hay que guardarlo y transmitirlo de otro modo. Por fuera del algoritmo. Busco fotos y no alcanzo a entender lo joven que era entonces (aunque no era tan joven). Hoy también me siento joven pero ahí me veía adolescente. Es absurda la sorpresa: siempre uno está más joven en una foto.
Benito se golpea en la cara y llora. Yo compruebo que no tiene nada grave y recurro a las palabras mágicas de la curación: “toma un vaso de agua que te va a hacer bien”. Con hielo además, doble curación. Y a los cinco minutos está subido a otro juego.
Al rato, una nena llora y el papá repite la fórmula “querés un poco de agua”. Yo lo miro celebrando cierta complicidad pero él me mira extraño, como si lo estuviera juzgando. Creo que al final sí entiende mi mirada, que somos padres, que entramos de lleno en el ritual de gestos y actitudes que van por fuera de los manuales, que nos permiten seguir sobreviviendo a la dura tarea de la crianza.
El ruido de la calesita, los fichines, el tren y sus vagones y los barbijos hacen que la comunicación: pero refuerza la complicidad.
Hace calor, tomamos agua, caminamos agachados asistiendo hijos que van por ahí, al filo del golpe contra la calesita.
Si ves a alguien con ojeras, es padre
Si alguien queda afuera de las conversaciones por las series de moda, es padre
Alguien que tiene manchados los pantalones, a la altura de la cintura, y la parte de los hombres y el pecho, es padre de un hijo que está empezando a comer.
Un padre que se queja de ser padre, que casi no cuenta lo lindo que es ser padre, es un padre.
No es lindo ser padre, es mucho más.
Arun SANKAR / AFP
Intento trabajar en los tiempos muertos en que mi hija duerme. Ese es el plan pero la realidad es otra. Trabajo con mi hija a upa, con mi hija en el piso. Cuando se duerme me siento en la computadora, aunque antes resuelvo algunos pendientes. Lavo los platos del almuerzo, me preparo un mate. Siento la cuenta regresiva. Cuando llego a la computadora siempre aparece algún impedimento. Se cortó internet, se desligue el publicador de A24. Aparecen mails para responder, notificaciones de whatsapp que no valen la pena responder, pero notificaciones al fin. El tiempo neto de trabajo se reduce a 15 minutos.
A bordo del 59 vivo una situación inédita. Un chofer maneja y otro que va sentado en los primeros asientos escucha con atención. Le indica paradas, situaciones del recorrido (“acá te conviene abrirte para después doblar”) hasta que en un momento le dice que agarre el volante. Ahí termino de entender: lo estaba capacitando. Miles de horas arriba de colectivos en la ciudad y nunca había visto eso. Es perfectamente entendible pero a la vez uno da por sentado que los choferes ya nacen sabiendo el recorrido, o nacen desde siempre en una misma línea.
El destino conspira contra la capacitación, como si fuera una situación inviable: a las dos cuadras quedamos detenidos en Santa Fe y Libertad. Está cortada la 9 de julio y el 59 queda varado ahí: el chofer aprendiz, el chofer consagrado y algunos pocos pasajeros, que vamos bajando a medida que nos hartamos. El chofer nuevo nos abre la puerta y nos advierte que bajemos con cuidado, porque estamos en la mitad de la calle. Deposita su ansiedad por el aprendizaje en ese pequeño consejo.
YASSER AL-ZAYYAT / AFP
Por la noche, las abejas que viven en mi vecindario vienen a morir a casa. Zumban un rato como tontas, se golpean en las paredes hasta que caen al piso y quedan moribundas. Hay que tener cuidado porque pican, aun estando muertas. Creo que en el mundo hay un problema con la población de las abejas, googleo algunas notas sobre los riesgos de su extinción. Pero en mi casa rige otra ley: mato las abejas que vienen a casa porque pueden picar a mi hija. Mato cuatro o cinco abejas por día. Es una tarea de rutina, como barrer el piso o lavar los platos.
Me gusta la libertad que da escribir un diario: se supone que es un registro propio, interno, que nadie va a leer, una instancia de escritura que va por fuera de lo políticamente correcto, de los tiempos y las ansiedades del resto de todo lo que leemos. Hechos narrados sin demasiada conclusión. Matar abejas, describir lo que pasa, pensar en la semana desde la escritura: lo que pasó y lo que pasa cuando traducimos lo que pasó a la escritura.
Estuve revisando diarios viejos y me di cuenta de que ya no hablo tanto de mi madre. Ahora mismo que escribo me doy cuenta de otra cosa: un instante de duda respecto de las fechas y los tiempos. Ya pasaron dos años, ya no hablo tanto en terapia. De repente el asunto llega desde la otra punta. ¿Y si ocurre el olvido?
NOEL CELIS / AFP
Dejamos acá…
Gracias por la lectura de cada sábado. Los que colaboran simbólicamente con un cafecito y los que rescatan algún fragmento para recomendar en las redes. Gracias.
Dejo una canción de Radiohead que me gusta mucho, tocada al piano. Hay muchas otras versiones muy lindas que hace este señor, y además el video de las notas cayendo al piano es un poco hipnótico. Ojalá puedan escuchar más.
Nos vemos la semana que viene.